Queridos amigos. Después de un tiempo tal vez demasiado prolongado, vuelvo a
mi cita periódica con el Blog, respondo
a su llamada, así de simple.
Corren tiempos difíciles , es verdad que
siempre lo han sido, pero las circunstancias presentes dibujan un panorama bastante sombrío si no lo encaramos con
inteligencia y corazón o con la inteligencia del corazón.
El ser humano está siendo
vapuleado en toda su integridad, desde frentes externos y así mismo desde frentes que se hallan solapados en su
propio interior. Se han abierto todas
las compuertas, no hay diques que frenen
la agresión. El objetivo no es otro que convertirlo en esclavo, sino físico,
que también, en esclavo espiritual de fuerzas que son ajenas a su verdadero ser.
Minorías corruptas propulsoras de
la explotación humana más rancia e insolidaria, utilizando a su servicio la mayoría de los medios de comunicación, el control y manipulación científica, la
persuasión consumista y la explotación salvaje de la Madre Tierra, son solo
algunos ejemplos de por dónde van las cosas.
La inseguridad, la superstición, la duda, la ira y el miedo,
un profundo miedo se han adueñado,
momentáneamente del alma humana, cumpliéndose así uno de los objetivos de los
dueños del mundo. Sin embargo, hay luz, mucha luz al final del túnel.
Estamos viviendo un tiempo de
transición quizá decisivo para el futuro
de la humanidad. Ello está exigiendo que de una vez por todas, tomemos las riendas de nuestra vida, sin delegar
nuestra responsabilidad en manos ajenas.
Que nadie dude que desde el mundo
espiritual están llegando energías muy
especiales que van a permitir la eclosión de nuestro propio ser interno. Es un
hecho constatable que cada vez más personas estén tratando de encontrar un camino
espiritual que dé respuesta a los eternos
interrogantes y a los que el momento
actual plantea. Ahora bien, estas energías precisan del despertar de nuestro
dormido Grial interior.
Arduo trabajo el que se nos presenta, sin
atajos posibles, pero prometedor. El Grial interno insta a tomar
conciencia agradecida y amorosa de nuestra
propia sombra, inmejorable aliado de
crecimiento, solicita ver a nuestro hermano como espejo de lo que realmente
somos, nos invita a tener presencia
firme, la cabeza en el Cielo y los pies en la Tierra, cuando el amargo aliento
de la injusticia y la violencia se vierta sobre nosotros o sobre cualquier ser
humano, suplica volver a mirar la Madre Tierra y sus criaturas, todas, con
delicadeza y ternura.
Es tiempo de trasmutar no de
destruir, es tiempo de poner en práctica
la empatía con, no la lucha contra, es tiempo de observar con serenidad y sin
prejuicios desde el vacío, es tiempo de escuchar activamente lo que el entorno dice y lo que mi interior sugiere. Es tiempo
de unir pensamiento y corazón. Esta es la clave para transitar un momento
apasionante y acelerado donde todo verá la luz y donde la presencia del mundo
espiritual nos acompañará allá donde estemos.