2/1/09

LAS "EDADES DEL HOMBRE" Y EL MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE VALBUENA

Por Javier petralanda y Juan José Serrano.
Artículo aparecido en la revista Gea. nº.29

Cualquier construcción considerada como sagrada, ha de tender a integrar al ser humano en el Cosmos desde bases de equilibrio y armonía. En nuestra opinión esto solamente se puede realizar con una correcta utilización del LUGAR, del número y de la proporción (forma). No de cualquier número o proporción sino solamente de aquellos que se refieren y están implícitos en los patrones que rigen la CREACION que, al fin y al cabo, son los mismos que, a su vez, rigen al ser humano.

El pasado 24 de agosto el propio Presidente del Gobierno, muy próximo a la Ribera del Duero desde su etapa en la Junta de Castilla y León, junto a los responsables de ésta y a los de la diócesis de Valladolid, firmaron el acuerdo de ubicación definitiva del proyecto cultural : “Las edades del hombre” en el Monasterio de Santa María de Valbuena, en una amplia curva del Duero de las proximidades de Peñafiel (en la zona de Quintanilla de Onésimo-San Bernardo), tal como habrá podido comprobar todo aquel que haya visitado en Palencia esa exposición itinerante y haya observado al final del recorrido el audiovisual relativo a este monasterio de Valbuena, donde se pretende instalar la sede permanente de dicha exposición.

Este viejo monasterio del Cister, en realidad un gran complejo de construcciones diversas en relativamente reciente y muy acelerado proceso de degradación edificatoria, requiere ser rehabilitado previamente, para lo que se prevé una inversión de unos mil quinientos millones de ptas (diez millones de euros, como se dice ahora).

De la propia boca del Presidente se ha extendido la frase de que esta rehabilitación de Santa María de Valbuena va a ser: “... una de las obras más trascendentes desde el punto de vista cultural que se han puesto en marcha en la España moderna...”.

Aparte de ello se pretende con la exposición, también recogido textualmente: “... explicar el sentido profundo de las cosas desde un sentido artístico y de recuperación patrimonial y de creación...”.

Este declaración parece ir más allá de la habitual entrega del óbolo de la política a la cultura y esa explicación del sentido profundo de las cosas, que se pretende con la exposición para que no sea una estéril y sólo estética visión museística, forzosamente ha de pasar porque el marco de la misma - el propio monasterio- mantenga el profundo sentido que imprimeron en él sus creadores.

Ante la evidente imposibilidad de recurrir a ellos para aconsejarnos y guiarnos en esa reconstrucción y conocedores de que no nos bastará simplemente con el detenido análisis del complejo y del entorno, debemos alcanzar este profundo sentido por otras vías.

Cualquier construcción considerada como sagrada, ha de tender a integrar al ser humano en el Cosmos desde bases de equilibrio y armonía. En nuestra opinión esto solamente se puede realizar con una correcta utilización del LUGAR, del número y de la proporción (forma). No de cualquier número o proporción sino solamente de aquellos que se refieren y están implícitos en los patrones que rigen la CREACION que, al fin y al cabo, son los mismos que, a su vez, rigen al ser humano.

Valbuena es una construcción del siglo, XII que, a pesar de haber "sufrido" una primera reforma en el siglo XVIII, transformándola en catedral gótica y de que, en la actualidad, tiene cegadas gran parte de las salidas naturales de las aguas subterráneas sobre las que está asentada, podríamos decir que aún resuena.

La práctica totalidad de los miembros del Instituto Jovellanos* estuvimos en Valbuena en el verano del 97. Después de “pulsar” el lugar desde el exterior, recorrer la pequeña y reciente población construida a su lado por el desaparecido Instituto de Colonización y hablar con las gentes del lugar, aprovechando la presencia y amabilidad del sacerdote encargado del templo decidimos realizar una pequeña prospección geobiológica que nos permitiera, aunque fuera minimente, aproximarnos un pasito más, hasta el todavía dificilmente desentrañable misterio de )os lugares y construcciones sagradas.

Evidentemente nada, absolutamente nada, está colocado al azar en una construcción sagrada. Y así es, también, en Valbuena. Tengámoslo, pues, presente a lo largo de estas líneas en las que vamos a dejar al margen aquellos elementos que son más conocidos como formas escultóricas y arquitectónicas, redes energéticas, etc., centrándonos en otros aspectos que nos llamaron la atención.

1.- Las piedras del más exterior del triple muro de la catedral están ordenadas según la polaridad yin. Se hace visíble esta polaridad con la sóla excepción de muy determinados lugares relacionados con el dintel de la puerta de entrada Oeste. Sin embargo en el interior de este triple muro las piedras están ordenadas en polaridades yin-yang.

Según esto y remedando burdamente al conocido film “Stargate”, podríamos encontrarnos ante uno de los escasos lugares todavía cargado energéticamente y con el paso abierto y conectado con dimensiones superiores de uno mismo. Bastaría con repetir los viejos ritos individuales de “introito”, seguir el recorrido interior según las ya desentrañadas señales ocultas de cada construcción para, después y una vez completados en sentido y número los distintos giros procesionales colectivos, salir “trascendidos”.

2.- Encargados de la diputación de Valladolid realizaron catas en algunas corrientes de agua subterránea que, de un lado al otro del amplio meandro del Duero, atraviesan la cara norte de la catedral, constatando que el nivel de las mismas variaba.

Recordando los efectos de El Niño en Gallocanta, creemos que sería interesante comprobar la influencia de las mareas en estos lugares. Igual de interesante podría ser la identificación, desde el propio rio, de la intencionalidad de las particiones de las corrientes de agua Norte-Sur, estrechas, en terreno arenoso y a muy escasa velocidad, equdistintas de gran regularidad y, finalmente, a diferentes niveles, en construcción que delata su origen humano y que nos ha llevado a meditar y, creemos que a descubrir, la forma en que se construían las particiones de las corrientes subterráneas, lo mismo que se cambiaban de nivel algunas las mismas, según necesidades de uso o de los obstáculos del propio terreno, tema éste del que no es el momento de extenderse. Como en tantos otros sitios dejamos constancia aquí de la típica corriente “de ayuda” en la proyección sagital del dintel de la “puerta de muertos”.

3.- Entre un amplio número de corrientes de agua trasnversales, existe una especial y fuerte corriente de agua subterránea que, a guisa de bucle o "circuito oscilante", rodea el crucero y las escalinatas del altar, saliendo y entrando por el Norte y estrechándose en la parte delantera de la nave izquierda. En el centro de dicho "circuito" nos encontramos con una especie de pozo sumamente energético.

4.- Para que la vida en todos sus niveles de manifestación se desarrolle armónicamente necesita del concurso de fuerzas en equilibrio. En los lugares sagrados, la irradiación telúrica, los 10 kHz del sistema nervioso vegetativo, es fácilmente constatable. ¿Dónde se halla escondida la radiación cósmica y, principalmente, la solar, correspondiente con los 250 MHz de las oscilaciones de nuestras células?. Aparte de en la configuración interna del recinto, sólo podrían estar en los planos de unión entre aristas y en las intersecciones de éstos.

Si las ondas transversales magnéticas Schumann, resonantes entre la superficie terrestre y la ionosfera recorren este casquillo esférico de aire y resuenan con nuestro hipocampo en los conocidos 7,8 Hz, con la influencia de la forma del espacio interior de la catedral, nos aproximamos progresivamente en nuestro recorrido iniciático por su interior hasta los 4 Hz de la arista vertical de intersección de los planos principales de unión, justo bajo la piedra clave de cada construcción sagrada para, una vez iniciado el adecuado recorrido de vuelta, ir recuperando poco a poco los 7,8 Hz de la salida y del exterior.

Entendemos que esta reordenación de las ondas cerebrales podría haberse utilizado a modo de equilibrador cotidiano y, en fechas claves y en lugares sagrados señalados, sería una simple herramienta preparatoria de ese acceso a una, cambiando de idioma, “Geisttor” o “puerta del espíritu”, en un nivel tal que ya no estaríamos hablando de cerebro y de trenes de ondas que le recorren sino, como mínimo, de cambio total de polaridad. En total concordancia con una de las constantes de los lugares sagrados ¿No sería este cambio, además, una estudiada actuación sobre un sistema inmunitario afectado?.

Creemos que una síntesis de aquella irradiación citada circula por unos muy concretos canales a lo largo del planeta. Nos pareció detectar está corriente en dirección Este-Oeste por el centro de la catedral y un cruce de este tipo de radiación en el centro del ábside principal, donde Cielo y Tierra parecen unirse. Un verdadero punto de síntesis.

5.- Si tenemos en cuenta la longitud de la nave central, apróximamente a un tercio de la entrada, otra corriente de agua procedente del Norte, divide la catedral en dos zonas de influencia claramente definidas : "telúrica" al Oeste con una relativamente baja radiación y "cósmica" al Este, con una radiación que aumenta progresivamente según nos vamos aproximando al altar.

6.- Colocando las palmas de las manos, a la altura del plexo solar, sobre el muro Oeste de la catedral apreciamos nítidamente la circulación de una especie de brisa fresca. Hacemos notar que esta experiencia fue realizada por varias personas, en las horas centrales del día y a pleno sol, quedando lógicamente descartado el flujo laminar discurrente por el muro. Este efecto está reiteradamente descrito con las ocasiones, en los lugares y en las circunstancias más diversos y no hemos identificado su significado.

7.- La puerta oeste divide el muro exterior en dos partes simétricas. A dos metros aproximadamente de la zona central de la pared izquierda, vista desde el exterior, encontramos lo que definiríamos como un vórtice de absorción terrestre, hallándose a la derecha su contraparte polar. ¿Sería posible pensar en una señal para iniciados, actuante sobre el hemisferio cerebral adecuado del que pisa y se para un momento en el centro de la piedra del umbral, indicadora del recorrido a seguir?

Razones de espacio, nos impiden exponer los pertinentes análisis y sugerencias de aplicaciones prácticas e, incluso, terapéuticas que se derivan de lo que os contamos. No obstante, recordando que los resíduos de las obras de construcción del pueblo actual, constituidos en terraplén del muro Sur del complejo de Valbuena, han sido los responsables directos, por sobrepresión, del semicegado de las salidas naturales de la diversidad de “canalizaciones” subterráneas de agua y que, hasta se contaminó y destruyó el pozo, dedicándole a depósito de combustible de la maquinaria de obras, queremos dejar constancia de que amplias zonas de la catedral, todo el claustro, la mayoría de las salas y dependencias, el resto de edificaciones y, claro está, la bodega están afectados por la llamada "borrachera de las piedras" y que siempre coincide esta enfermedad con un cambio da polaridad.

Y es que el equilibrio de un lugar sagrado está basado en parámetros energéticos de gran sutileza. Con las inminentes reformas que se anuncian en Valbuena nos gustaría rogar a quien corresponda que, al menos, se renunciara a la fácil solución de secar y/o de desviar todas las corrientes de agua, de elemental localización para nosotros geobiólogos por las características del lugar, que omitimos reflejar aquí y que, por esta razón, desaconsejamos desde ahora las visitas de medición, para no dar pistas nefastas.

Puestos a pedir, rogaríamos también que se tuviera extremo cuidado con la utilización de dos elementos que pueden trastocar el delicado equilibrio energético de la catedral. Nos referimos principalmente a una instalación eléctrica inadecuadamente blindada y en configuración y tendido de circuitos en los que primen simples criterios económicos. Y, también, extremo cuidado a las masas férreas, en refuerzos, anclajes, zunchos, etc., pero también en detalles aparentemente inocuos, como aparcamientos próximos.

Abogamos, por último, por un uso controlado e inteligente de los materiales, por ejemplo, en cubiertas y hasta en revocos. Aquí, los criterios de la bioarquitectura, tan queridos y habituales en GEA, pueden ser de gran utilidad.

El trabajo sería ímprobo y los riesgos de destrucción irreversible de Valbuena serían elevadísimos en el supuesto incumplido de que la sensibilidad hacia el sentido profundo de las cosas estuviera desarrollada siquiera al mismo mínimo nivel en que los estudios medioambientales determinan ciertos aspectos de las obras públicas.Como resulta utópico siquiera el pensarlo, por eso mismo, vamos a atravernos a dejarlo por escrito, por primera vez y en cualquier publicación mundial: Que la Dirección General de Asuntos Religiosos, sin derivar su direccionalidad a La Rota, en actuación paralela, reciba y disponga de los medios, adecuadamente habilitados, para financiar y controlar los estudios que permitan mantener los pocos Lugares Sagrados que nos quedan, tal como fueron, tal como deberían seguir siendo.