18/1/09

LOS LUGARES DE PODER

Quizá uno de los mayores errores que ha cometido el ser humano de nuestro tiempo es pensar que somos individuos des-vinculados de una Naturaleza a la que podemos agredir y expoliar sin ningún tipo de miramientos. A pesar de todas las catástrofes medioambientales habidas no nos hemos dado cuenta aún, que la Madre Tierra reacciona siempre con tremenda indignación cuando tratamos de arrancarle por la fuerza sus secretos. Sin embargo, las tradiciones culturales que nos han legado la inmensa mayoría de los pueblos antiguos nos enseñan que la apertura de corazón, la veneración el respeto, la empatía del sentir son las claves que propician que nuestra Madre se manifieste en su intimidad y se comporte como compañera y cómplice de nuestro propio proceso evolutivo.

La Geobiología que estudia las relaciones existentes entre la Tierra y los procesos biológicos que afectan a todos los organismos vivientes participa de esta visión, sutil si se quiere, pero la única que garantiza la correcta integración del ser humano en el medio.

En la Naturaleza no existen lugares buenos y lugares malos como se acostumbra a decir, en tod o caso, se trata de lugares adecuados e inadecuados. Cualquier punto por patógeno que sea, puede, según las circunstancias ayudar a re-encontrar el equilibrio perdido. Esos lugares que precisamente, propician el encuentro con uno mismo desde parámetros de equilibrio físico y psíquico y a través del mismo estimulan también fenómenos de expansión de conciencia que permiten una aproximación más abarcante y profunda de la realidad, son los llamados lugares de poder. Los hay por todas partes en casa, en la calle, en las construcciones sagradas, en plena Naturaleza etc.

Nuestra casa en general debiera ser un verdadero lugar de poder y el dormitorio su Santa Santorun. Aquí descansamos, nos amamos y frecuentemente es lo último que divisamos antes de cruzar definitivamente el umbral. Debemos poner mucha atención a nuestra casa al igual que debemos de poner mucha atención a nosotros mismos. Al fin y al cabo, la casa no es otra cosa que una proyección de nuestro ser.

Dejadme que os de algún consejo. Si os levantáis frecuentemente con la sensación de no haber descansado, si tenéis periodos de insomnio, si a menudo percibís cambios de humor al despertaros o bien os duele la espalda o la cabeza, si estos síntomas desaparecen cuando pernoctáis en otra casa… puede que la vuestra y sobre todo vuestro dormitorio necesiten algún cambio. Entonces, escribid claramente lo que deseáis conseguir y relajaos. Con esta actitud de búsqueda pasead despacio, muy despacio por la casa. Olvidaos de la razón y haced caso a lo que indique vuestro corazón, y dejaos llevar. Comprobareis que las estancias hablan, que los muebles solicitan una nueva ubicación o que los objetos reclaman su espacio. Os están dirigiendo hacia vuestro lugar de poder, no lo dudéis. Si los acontecimientos os sobrepasan y dudáis, entonces, acudid donde alguien que os oriente en la búsqueda.

Hoy más que nunca es necesario pensar con el corazón y no con la cabeza tal y como lo dirían los sabios del pueblo Siux-Lakota. Es la única manera de encontrar en medio de tantos cantos de sirena, el lugar de poder al que hemos sido llamados a ocupar en nuestro actual peregrinaje existencial.